En estos tiempos oscuros...

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lunes, 7 de febrero de 2011

El Euro



El otro día, estaba teniendo una discusión con unos amigos sobre esta moneda: el euro. Uno me preguntó que, si era más fuerte el euro que el dólar, por qué se cogía este último en vez al meterse en terrenos internacionales.
De ahí la conversación fue derivando a por qué España había adoptado esa moneda, si había sido una buena elección o nos habíamos equivocado (por lo que pasa ahora con la crisis), por qué Inglaterra no la había adoptado…
Después de estar investigando un poco… me parece coherente compartir esto con vosotros, que supongo estaréis tan interesados como yo.

Lo primero, creo que vendría bien decir que el dólar se elige como moneda de referencia en mercados internacionales por la antigüedad, y por el simple motivo de que los EUA (Estados Unidos de América) han sido durante mucho tiempo la primera potencia mundial, y por sus multinacionales, obviamente. Es una moneda fuerte, aunque ahora quieran depreciarla (disminuir su valor) para que sus precios sean más competitivos que en el resto del mundo y, por tanto, sean potenciales exportadores y disminuyan su importación al máximo.
Con respecto a España… Todo empieza cuando entró en la Unión Europea

Desde principios de los 60’s , el gobierno de Franco solicitó la incorporación de España en la CEE (Comunidad de Estados Europeos), con el fin de conseguir los beneficios comerciales que tenían ese conjunto de países. Sin embargo, no era un simple acuerdo de supresión de aranceles aduaneros, sino que exigía homogeneidad política, o lo que es lo mismo, democracia.
Por eso, una vez finalizada la dictadura franquista, los gobiernos de Suárez y Calvo Sotelo solicitaron el ingreso, apareciendo otras dificultades. Ya no eran políticas, sino económicas. Su estructura económica chocaba con los intereses de los europeos (especialmente en agricultura y pesca), así como problemas internos de la comunidad y por las consecuencias económicas de la crisis del 73. Por eso, pasaron 8 años hasta que por fin fue admitida dentro de la Unión Europea.
Hace 25 años, desde el 1 de Enero de 1986, nos convertimos en país miembro de pleno derecho de la CEE. Fueron negociaciones difíciles, y España tuvo que aceptar unas condiciones excesivamente duras: un largo periodo transitorio para los sectores españoles más competitivos, o para las cuestiones en las que los estados miembros anteriores pudieran verse perjudicados. Por eso mismo, la libre circulación de los trabajadores no fue admitida hasta 1993, y la desaparición de aranceles para productos agrícolas generales fue progresiva, y lenta.
Sin embargo, España consiguió crecer con rapidez gracias a su entrada en este tipo de convenio, además de conseguir largos plazos para el desarme arancelario en el sector industrial, establecer entidades bancarias y de seguros, y para la liberalización de los monopolios fiscales (petróleo y tabaco, principalmente).
Se puede decir que el balance entre ventajas e inconvenientes ha sido positivo para España, porque su incorporación supuso tener que adaptarse a un mercado más competitivo que el español, y en ese esfuerzo, España ha conseguido su definitiva modernidad, no solo desde el punto de vista económico.
Desde el punto de vista político, el gran reto de España desde 1991 (una vez se firma el Tratado de Maastrich) y la obsesión de las clases dirigentes españolas era lograr la convergencia con Europa (disminuir el GAP, o brecha económica entre los países más ricos y los más pobres). Consistía en cumplir los criterios de inflación, tasas de interés, deuda pública y gasto del Estado acordado en dicho Tratado.
España era un país inflacionista, demasiado inflacionista, y había devaluado su moneda en dos ocasiones (sobre todo en la crisis del 92), por lo que había inflado ese porcentaje. Sin embargo, cumplió los criterios y entró en mayo de 1998 en la Unión Monetaria Europea, adoptando el Euro como moneda común. En aquel momento, se consideró una cosa: España había cogido el tren de la integración europea (de hecho, las palabras de Ortega y Gaset fueron “España era el problema, y Europa la solución”).

Ahora bien, ¿qué requisitos había que cumplir para entrar en la Unión Monetaria Europea?

-Tasa de inflación: no puede ser superior al 1,5% con respecto a la media de los tres estados de la Eurozona con menor inflación durante el año precedente al examen de la situación del país que quiere ser admitido.

-Tipo de interés nominal a largo plazo (muy ligado al anterior): no debe ser superior en un 2% a la media del TDI (tipo de interés) nominal a largo de los tres estados con menores tasas de inflación, como en el punto anterior, durante el año precedente al examen.

-Finanzas gubernamentales: el déficit presupuestario de las administraciones públicas no puede exceder el 3% del PIB, aunque pueden admitirse siempre y cuando se mantenga cercano a esta proporción y se prevea que va a disminuir próximamente. Por otro lado, la Deuda Pública no puede representar una cantidad mayor al 60% del PIB (criterio generalmente omitido porque en el momento de crear el Euro muchos estados no lo cumplían)

-Tipo de cambio: su moneda debe participar en el Sistema Monetario Europeo (SME) sin ninguna ruptura (inestabilidad de la moneda por cambios radicales en el tipo de cambio, o lo que es lo mismo, volatilidad en su precio) durante los dos años precedentes al examen de la situación, y sin tensiones graves. Además de no haber devaluado su moneda unilateralmente durante el mismo periodo.

Como nota de interés, puedo decir que España estuvo a punto de no entrar en este sistema monetario por su elevada inflación, pero hizo bien sus deberes y al final lo consiguió. Sin embargo, y por mucho que les pese a los ingleses, ellos no entraron por lo que siempre se ha comentado (después de todo, cada uno cuenta la historia como quiere). Me he metido en varias páginas y en todas ponía “Los ingleses prefirieron mantener su moneda porque era fuerte”, “Los ingleses son como son, y tienen siempre que estar a otro nivel”, etc… Pues me temo, queridos lectores, que los ingleses no cogieron el euro como moneda nacional porque no les dieron opción.
Puede que tuvieran otros motivos aparte, que no lo niego, pero no cumplían ni los requisitos de inflación ni de finanzas gubernamentales. Inglaterra tiene una elevada tasa de inflación, como suele ser el problema español, pero aparte su deuda pública ha sido bastante grande, por lo que tienen que tener una moneda “fuerte” con la que conseguir más margen al exportar.
Como siempre, tener una moneda “cara” puede acarrear cosas buenas y malas, pero eso depende de la política de cada zona.

Con respecto a mi última pregunta, si ha sido una buena elección meternos en este sistema monetario o no… Es difícil encontrar una respuesta acertada.

Por una parte, podría decir que si siguiéramos con nuestra amada peseta  y el Banco de España siguiera en manos del gobierno en vez de ser un organismo privado, sería muy fácil para el Estado darle a la maquinita de “hacer dinero”. Pero eso solo traería problemas a largo plazo.
¿Por qué? El hecho de que apareciera dinero de la nada nos daría liquidez, no lo niego, pero ese exceso de dinero generaría la temida inflación, por lo que a corto plazo nos daríamos cuenta de que con ese dinero… no podríamos comprar tan apenas. Ese es uno de los motivos por los que Trichet es tan obstinado y severo con las subidas del Euribor (hay que notar que el Euribor es una media de varios países, tiene que tener en cuenta a todos).

Además, esa devaluación de la moneda, provocada por haber más dinero en el mercado del que debe haber, haría que en un principio pudiéramos exportar más, pero volvemos a lo mismo, no valdría tanto para los exportadores, por lo que nuestros precios no serían competitivos. Para obtener resultados las empresas se verían obligadas a subir su precio, volviendo al principio.

Por esto, yo diría que fue una elección acertada. Tenemos la facilidad de poder hacer comercio internacional con una divisa que el resto de los países quiere, porque es fuerte y abunda en el mercado (cosa que no creo que ocurriera con la peseta, las empresas tendrían que cambiar sus divisas y perderían bastante dinero en el proceso). Lo malo de tener una moneda tan fuerte, es que nuestros precios resultan más caros que los chinos, o los estadounidenses, por lo que vemos minadas nuestras exportaciones.
España es un país que suele importar mucho más de lo que exporta en productos, pero que exporta mucho más en servicios (principalmente por el turismo). Ahora, Alemania quiere contratar a ingenieros españoles, mediante un tratado para suplir sus necesidades de empleo y que en España disminuya la tasa de paro (habrá menos residentes). A lo que quiero llegar es que a España todavía le queda mucho por recorrer, ser más competitivos en el sector industrial, para poder intentar correr con los que van en cabeza, y no conformarse con ir en la cola. El “ya lo inventarán otros” ya no es lo que se lleva, es algo que podemos ver a simple vista.

Y es que, aunque tengamos una moneda fuerte, si no somos competitivos, somos un país débil.

Ana Chacorrén
JE-SIC

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