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jueves, 6 de enero de 2011

Control sobre el cuerpo: ¿mujer no, hombre sí?

Como mi primera entrada en el blog me ha parecido interesante comentar un breve texto. Pretendo ir abordando temas de actualidad de una manera amena y tratando de “dar en que pensar” desde una perspectiva de género, ya que es el tema en el que actualmente me estoy especializando.

Como contextualización, me gustaría aclarar un concepto que suele llevar a equívocos. El “feminismo” no es lo contrario del “machismo”. El “machismo” es un comportamiento de desvalorización de las mujeres. El “feminismo” es una corriente de pensamiento que ha ido evolucionando a lo largo de la historia. Bien es cierto que como en todas las corrientes de pensamiento, en el feminismo también existe una vertiente más extremista, pero no es la predominante y no se trata pues de una degradación del varón.

Dicho esto, os presento el siguiente texto perteneciente a Germaine Greer. Escritora australiana especializada en estudios literarios, la mayoría sobre el tratamiento del cuerpo de la mujer en la literatura a lo largo de la historia:

“Lo personal sigue siendo político. La feminista del nuevo milenio no puede dejar de ser consciente de que la opresión se ejerce en y a través de sus relaciones más íntimas, empezando por la más íntima de todas: la relación con el propio cuerpo”.
G. Greer, 2000

En el nuevo milenio son muchos los avances que se han dado en todos los ámbitos de la vida. Avances tecnológicos, avances científicos y avances ideológicos. Pero en lo referente a estos últimos es necesario realizar ciertas matizaciones. En lo que se refiere a las mujeres en cuanto a los avances ideológicos hay que resaltar que todavía son teóricos, falta mucho para su materialización real en la sociedad. A pesar del fomento de políticas de igualdad o de mecanismos para fomentar la consonancia de género, la realidad es que todavía queda un largo camino por recorrer. La sociedad sigue teniendo una base patriarcal reforzada desde el principio de los tiempos por la visión androcentrista. La historia ha sido contada, y lo sigue siendo aunque quizás en menor medida, desde el punto de vista de los hombres.

Como señalaba Simone de Beauvoir, existen dualismos jerarquizados que relegan a la mujer a un status inferior al del hombre. El hombre siempre está por encima, representa la universalidad, el sujeto a partir del cual es posible realizar generalizaciones; mientras la mujer representa lo particular.

Todavía en la actualidad uno de los temas más polémicos es la regulación del aborto. Una decisión propia de las mujeres, algo que las concierne a ellas y a su propio cuerpo, es un tema de discusión que está en la calle. Se habla de ello en todas partes: en la televisión, en los periódicos, en grupos de discusión, etc. Se sigue poniendo en tela de juicio la capacidad de las mujeres para decidir sobre su propio cuerpo. La pregunta es: ¿sería también un tema de discusión general si se tratara de tomar una decisión de un hombre sobre su cuerpo?. Aquí se sigue poniendo de manifiesto que las mujeres no tienen el control real y total sobre su cuerpo, su decisión está acotada por unos parámetros sociales, legales y culturales que la hacen dudar de sus deseos. Se crean a la mujer dilemas morales que la obligan a plantearse si su criterio propio es bueno o malo.

Para hablar de igualdad real y libertad de elección total es necesario que la sociedad en todos sus ámbitos (social, político y económico) permita a la mujer tomar decisiones por sí misma, lo que conlleva que pueda equivocarse sin ser estigmatizada por ello.
Mont-Ler Barrachina
Je-sic

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